Harina de Coco 0,500 kg

La harina de coco es una harina sin gluten, además de una sana alternativa al trigo y a las harinas de otros cereales. Contiene ácido laurico, que promueve la buena salud del sistema inmunológico, la tiroides y la piel. Además es alta en fibra y proteína y baja en carbohidratos.

Es una harina sin gluten, ideal para aquellos que siguen dietas Paleo, Sin Cereales ó que buscan reducir los carbohidratos en su dieta por motivos de salud.

El proceso para conseguir esta harina es el siguiente:

• El coco se seca, y se separa de la parte grasa.
• La parte grasa es el aceite de coco y la parte fibrosa la harina.
• La parte fibrosa se muele finamente.

Características de la harina de coco

Su olor es tan delicioso, que dan ganas de comértela a cucharada limpia, cosa que no recomiendo, porque es muy seca.

Su sabor es muy sutil, así que podrás usarla fácilmente tanto en recetas dulces cómo saladas. Yo no suelo notar sabor a coco en la mayoría de recetas que hago. Es ideal para repostería y panadería.

La harina de coco necesita mucha humedad

Como todas las harinas sin gluten y sin cereales, hornear con esta harina representa todo un reto. La idea más importante con la que te debes quedar, es que es una harina muy seca y absorbe mucho líquido.

Por lo tanto añadir bastante líquido es necesario para que la receta final sea agradable al paladar y no seca o áspera. Para ello añade suficientes huevos (o sustituto) para mantener la humedad y la unión de los ingredientes.

Otros ingredientes líquidos que se pueden añadir son: leches de todo tipo, purés de frutas o verduras, miel y yogur (pero estos no unen los ingredientes, así que el uso de huevo es indispensable)

Sustituciones

Esta harina no se puede sustituir con una relación de 1:1 respecto a las harinas de cereales. Deberá echarse de 1/4 a 1/3 de taza de harina de coco por cada taza de harina de cereal.

Por cada taza de harina de coco deberás utilizar 6 huevos + 1 taza de líquido aproximadamente.

Minimizar los desastres en la cocina

Como buena experimentadora que soy (¿es eso una palabra?) cuando compré por primera vez esta harina, me puse manos a la obra, sin conocer aún sus cualidades especiales.

Estaba encantada con su delicioso olor y su fina textura. Me gustaba la idea de usar algo distinto a la almendra molida y poder variar así.

Hice un sencillo bizcocho con harina de coco, mantequilla, huevo, yogur y poco más.

El bizcocho resultante estaba rico, aunque la textura era… ¿Cómo explicarlo? Las palabras que me vienen a la cabeza; áspera, seca, lija, playa y arena.

Lo curiosos es que parecía un bizcocho normal, sabía bien, y la textura era bastante parecida al gluten. Pero al comerlo te dabas cuenta de que era algo bien distinto. Notabas su sequedad y aspereza en cada milímetro de tu esófago.

Poético, ¿verdad?

No mucho.

Tal sequedad es justo todo lo contrario de lo que necesitamos nosotras. Nuestros delicados estómagos se quedaban secos y algo irritados, con cierta acidez.

No quiero desalentarte a probar esta harina, ya que, bien usada, es una maravilla y una excelente alternativa a las harinas de frutos secos.

Una vez que le pilles el truco a la cantidad de harina e ingrediente liquido que necesitas… ¡habrás triunfado!

Lo que aprendí entonces, fue que debo usar mucho más líquido para evitar esa aspereza que tanto me molesta.

Mi segunda experiencia con esta harina fue todo lo contrario (como no.) Eché tanto líquido a la receta, que el bizcocho, en vez de biscocho parecía pudin.

Eso sí, estaba delicioso. Lo probó mi novio y media familia (todos comedores-de-gluten) y quedaron encantados con la textura y el sabor de mi… pudin.

Moraleja

Recomiendo encarecidamente que las primeras veces sigas alguna receta y minimices así los posibles fiascos culinarios.